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Kirchner eleva la apuesta en derechos humanos
SOLO BRISAS DE CAMBIO CON EL MODELO NEO LIBERAL


La concepción del presupuesto, la actitud frente a la deuda externa, la orientación en política externa y la defensa de los derechos humanos permiten definir la orientación de Néstor Kirchner.

Proclamar en la ONU que “somos los hijos de las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo”, además de una ratificación de su brega contra la impunidad, es un desafío a la derecha que se sale de quicio ante semejante declaración.

Una pregunta es inevitable: ¿hay un cambio de rumbo respecto al modelo neo liberal, conocido el proyecto del nuevo presupuesto?. Hay una respuesta posible: se observa otra tendencia respecto de anteriores pero en lo inmediato, no motoriza cambios reales en la distribución de la riqueza y en la generación de empleo. El proyecto elevado al Parlamento congela los sueldos del sector estatal o el de los jubilados y no emite señales para activar el mercado interno por incremento de la demanda.

Su eje conceptual es el superávit fiscal para afrontar los pagos que demandará la deuda externa. Ese plus del 3% del PBI no es por eso recesivo: la economía está en expansión; se aguarda un crecimiento del PBI del 6% que sería más alto y podría extenderse por todo el mandato actual.

Pero aunque hay una nueva mirada para el Estado como reanimador de la economía, y por ende del trabajo, el grueso de las partidas se orientan a encarar difíciles situaciones sociales, a incrementar módicamente partidas destinadas a la educación. ¿Está confeccionado a imagen y semejanza del FMI?. No respecto de sus viejos reclamos por “cambios estructurales”, en especial sobre el papel de la banca pública que se mantendrá.

Pero es leal al firmado, que es diferente a los anteriores acordados con el Fondo. Es pomposo otorgarle carácter fundacional, de cómo serán en el futuro las relaciones de los países en vías de desarrollo con los organismos financieros. En concreto no deja todas las libertades de movimiento que la grave situación económico-social requeriría.

La propuesta presentada por la Argentina en Dubai a sus acreedores privados por la cual se pide una poda del 75% sobre los valores nominales es audaz.

Para los ortodoxos es una mala señal para los inversores privados. Suponen que tiene un tinte dirigista, la palabra que desprecian los neo liberales. Pese a que lo presentado por el gobierno se inspira en teóricos del pensamiento económico de los EE.UU.: por eso puede entenderse mejor la posición de George W. Bush cuando felicitó a Kirchner por el programa de reestructuración.

¿POR QUÉ APOYA BUSH?

Charles Calomiris y Allan Meltzer, dos académicos, bregan desde hace tiempo lo que Domingo Cavallo fulminó en su momento de esplendor: una salida como la presentada por el ministro de economía Roberto Lavagna. El premio Nóbel de economía, Joseph Stiglitz elogia el camino elegido. Es que ya no hay más lugar grandes salvatajes, con fuertes inyecciones de liquidez por parte del FMI para otro ciclo de endeudamiento feroz. Tocaron las campanas para blanquear la situación pero el de Kirchner no es un gobierno jacobino que quiere quebrar las reglas del capitalismo y opta por una solución en esa dirección Según la doctrina de esos economistas son tiempos para “escarmentar a los acreedores que no midieron bien los riesgos” y en cierto modo en esto como en la última negociación con el Fondo, tildada de diferente, la Argentina actúa como un campo de experimentación.

Ya se sabe que la deuda es impagable, pero como se exceptúa de esa situación al Fondo, este acepta una propuesta muy dura de reprogramación hacia los restantes acreedores. De esa manera el costo de las crisis de deuda se expresa sobre un sector de los acreedores y soslaya los aportes del Tesoro de EE.UU. o del FMI.

La dureza no estaría únicamente en la quita sino en el desconocimiento de los intereses vencidos desde el default y hasta el momento en que se firmen los acuerdos que para algunos analistas sería de 9700 millones de dólares y para otros, 15 mil millones. Si la Argentina repudia esa fracción de la deuda, los acreedores podrían estar tentados a encontrar una solución más rápida de lo que se cree ya que son 12,4 millones de dólares por día los intereses que no se abonarían.

Cerca del 40% de los bonos están en el país en manos de las aseguradoras privadas de jubilaciones, las AFJP, favorecidas durante Carlos Menem a manejar los fondos de los asalariados con la promesa de una idílica vejez. Ganaron fortunas que en gran parte giraron al exterior –casi todas las AFJP son propiedad de los bancos—y ahora buscan con el discurso que la quita pone en peligro las jubilaciones de 9 millones de personas, presionar para lograr un arreglo que las beneficie, que las salve de juicios que llegarán de varios frentes, y sobre todo, frenar la tendencia a favor de que el Estado retorne a jugar un papel más activo en el espacio de las jubilaciones.

Menem entregó al capital financiero la intermediación con el propio Estado de los fondos de pensiones. Y sus expertos aceptaron entregar a tasas incobrables préstamos reclamados por Cavallo cuando la convertibilidad iba camino a su implosión. Las AJFP se defienden: “nos conminaron a comprar títulos”, lo que no es totalmente cierto. Se tentaron con las tasas formidables, del mismo modo que los bancos vendieron en Italia, Alemania o Japón, bonos a intereses imposibles de que fueran factibles de ser pagados. En uno y otro nivel los intermediarios depredaron, dejando un tendal de damnificados que ahora buscan cargárselos al Estado argentino.

Así como la impunidad en materia de derechos humanos va camino a desmembrarse, también el capitalismo concentrado cometió crímenes que requieren de un castigo semejante a los impulsores del terrorismo de Estado.

CUIDADO CON LAS SIMPLIFICACIONES

Hay límites como el reconocer que la deuda se recibe sin beneficio de inventario. Así se señala que es otro el camino elegido por el gobierno para su reestructuración con poda. No habrá una investigación –excepto que se instale en el Parlamento—sobre deuda legal o espuria.

Del enemigo, el consejo. Los ortodoxos la definen como propuesta inservible la presentada en Dubai, pero no se trata de una cuestión ideológica sino de intereses que quedarán afectados si se mantienen sus lineamientos; porque como son para negociar, algunos cambios hay que aguardar.

Lloverán los juicios sobre todo de los llamados fondos buitres y por eso el gobierno le deberá encontrar la vuelta para blindar los canales de pagos de la deuda (cuentas bancarias en el exterior, básicamente), para evitar embargos. No es teoría: hay precedentes internacionales que pueden crear esa situación. Kirchner replica las críticas de acreedores con amenazas con endurecerse frente a los que litiguen en los tribunales o no se sienten a negociar. Sus palabras deben ser leídas como parte de un muy duro forcejeo.

Hay varias lecturas de lo presentado en Dubai, aunque está claro que la deuda será el gran asunto en los meses que se avecinan. No es casual que Kirchner la haya colocado como el eje de su disertación en las Naciones Unidas, con un discurso que tiene sus migas para mirar atentamente el rumbo externo.

Hay apreciaciones simples, como leer las palabras cargadas de diplomacia del presidente norteamericano a su par argentino, como un sigo de un giro pro yanqui. Se ha dicho ya: Bush medió con el FMI antes que Argentina entrara en cesación de pagos también con los organismos financieros internacionales que equivaldría a una “desestabilización” para las economías regionales.

El Presidente marcó claras diferencias sobre la política de Bush en Irak ("el terrorismo no se soluciona aplicando respuestas de igual magnitud" o instando a respetar la multilateralidad) y destacó ante financistas e inversores en Nueva York que no quiere "relaciones carnales". "Queremos una convivencia seria y de mutua conveniencia”. Linealmente algunos analistas suponen que las críticas al modo que Menem privatizó en los ´90, permitiendo coimas, abren el camino para que el lugar de los europeos, que se quedaron con la mayoría de las empresas de servicios, sea ocupado en el futuro por los norteamericanos. Es un juego tercerista que se le atribuye a algunos de sus ministros, pero es pobre en realismo.

LAS COINCIDENCIAS CON LULA

De todos modos en el gobierno se cree que la coyuntura permite coincidencias con la administración norteamericana en el campo de la economía pero juran que no genera correlatos políticos.

No habrá en este sentido, tropas argentinas en Irak ni respaldo a los reclamos de Bush para que la ONU acepte sus propuestas. No hay, de todas maneras, constancia que se hayan pedido a Kirchner el envío de efectivos, pero son más concretas las diferencias que brotan sobre el pedido de inmunidades totales que hacen los EE.UU. para sus efectivos que participarán, si no se suspende, del Operativo Cóndor III. No es un matiz que el Presidente haya desautorizado a su canciller y al ministro de Defensa al aceptar solo inmunidades funcionales para los extranjeros.

El Gobierno no enfrentará a los norteamericanos negando que en el futuro se realicen ejercicios colectivos, como lo reclama una parcela no desdeñable de la opinión pública. Sería no entender la concepción global que tiene el Presidente sobre el papel de la Argentina en el mundo.

Hay excesiva frivolidad en algunos medios de comunicación de darle categoría de viraje a alguno u otro gesto de la Casa Blanca o pensar que las relaciones argentino-brasileñas entraban en un cono de sombras por algunas diferencias entre Kirchner y Lula. El encuentro entre ambos en Nueva York, gestado de improviso, lo que habla de la necesidad de que se concretara, disipó las intrigas porque es razonable pensar que hay poderosos intereses para tratar de impedir que la alianza de los dos grandes sudamericanos avance.

Los dos presidentes tienen básicamente la misma visión sobre un tema tan crucial como el ALCA. Ninguno de ellos dejará mal parado a los EE.UU. pero leen bien lo que les pasa en Irak o en Medio Oriente, para sacar partido a favor de sus propios intereses.

Los dos países trabajaron juntos en Cancún, donde norteamericanos y europeos no lograron santificar la desigualdad comercial y ambos han declarado que respecto a la integración hemisférica que primero son los objetivos, no los plazos.
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